La intolerancia a la lactosa se traduce en la dificultad para procesar la glucosa que contiene la leche, causando gases e hinchazón, incluso diarrea; también se conoce como absorción insuficiente de la lactosa. Sin embargo, no suele causar grandes problemas, pero los síntomas suelen ser incómodos.
¿A qué se asocia la intolerancia a la lactosa?
Esta se debe a la escasez de la enzima lactasa, la cual se produce en el intestino delgado, es decir, una persona con niveles demasiado bajos de dicha enzima, no procesa los lácteos y es ahí cuando comienzan los síntomas.
¿Cuáles son los síntomas más frecuentes?
Hinchazón, gases, diarrea, náuseas o incluso vómito en algunos casos. Estos se presentan entre 30 minutos y 2 horas luego de ingerir alimentos lácteos.
Tipos de intolerancia a la lactosa:
- Primaria: la producción de la enzima lactasa disminuye de manera rápida y considerable, evitando, durante la edad adulta, un correcto procesado de la lactosa.
- Secundaria: se produce cuando el intestino delgado, a causa de una enfermedad o cirugía, reduce la producción de la lactasa.
- Congénita o del desarrollo: es poco frecuente, este trastorno transmitido de generación en generación también se conoce como autosómico recesivo, es decir, ambos padres debieron transmitir la misma variante genética.
Es posible, con el tratamiento adecuado, recomponer los niveles de lactasa y mejorar los síntomas.
¿Cuáles son los factores de riesgo para padecer intolerancia a la lactosa?
Edad avanzada, origen étnico, nacimiento prematuro, enfermedades del intestino delgado, tratamientos oncológicos.
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